La cultura de las rentas básicas. Historia de un concepto
José Iglesias Fernández


PRESENTACIÓN

Destierra del estudio toda vanidad,  presunción y arrogancia; pues cuanto sabe, aun el más sabio de los hombres,
no llega a componer la más mínima parte de lo que ignora. Juan Luis Vives

Entradilla

    “El ser humano es la criatura más débil de toda la creación”, nos asegura Pascal. Pero esta fragilidad no quita para que, aunque “las fuerzas del universo lo aplasten, el hombre continuará siendo el ser más noble de toda la tierra, ya que es la única criatura capaz de darse cuenta, no sólo de que muere, sino también de la fuerza que la naturaleza ejerce sobre él”. Para este pensador, es entonces toda esta consciencia del ser humano lo que hace que “la dignidad del hombre se apoye más en el hecho de pensar, que no en los conceptos de espacio o tiempo, los cuales en ningún caso es capaz de llenar”. Por tanto, dice, “dediquémonos a pensar bien: pues esto es la base de la moral”.[1]

    Esta reflexión nos presenta una primera cuestión. Si el objetivo de Pascal es afirmar el poder y la dignidad del pensamiento humano, y que el reconocimiento de su propia imperfección es la grandeza del ser humano, la pregunta que inmediatamente surge es: ¿cómo es posible que él encuentre tan natural “que todos los hombres se odien entre ellos?”. [2]

    Si pasamos de la moral a la religión comprobamos como la respuesta que nos dan los profetas consiste en señalar que toda esta relación conflictiva entre los hombres tiene su origen en el pecado original. Que la fraternidad entre los seres humanos no será posible hasta que se cumplan los misterios divinos manifestados en sus profecías. Por ejemplo, Isaías vaticina que hasta que no llegue el reino de Yaveh no reinará la paz universal: es decir, será entonces cuando el mundo se convertirá en un lugar donde se “juzgará en justicia al pobre y en equidad a los humildes de la tierra... el tirano y el impío serán juzgados por decreto... [Será un mundo de paz] donde el lobo habitará con el cordero y el leopardo se acostará con el cabrito, y comerán juntos el becerro y el león, y un niño pequeño los pastoreará... No habrá más daño ni destrucción en todo mi monte santo, porque estará llena la tierra del conocimiento de Yaveh, como llenas las aguas del mar”.[3]

    Esta predicción nos presenta una segunda cuestión. Es evidente que hay algo que se ha debido interponer en el plan de Yaveh, que ha debido impedir (o retrasar) la llegada a la tierra de este paraíso de concordia; porque, de hecho, en nuestro mundo, el hombre continua siendo el peor enemigo del hombre.

    Dejando de lado la idea del pecado como posible explicación de nuestros odios y desigualdades, ¿cuales son las causas de este desorden social?  ¿Y por qué nos encontramos con una propuesta como la RB para paliarlo?

    Para la primera pregunta, algunos sociólogos dirán que, “en nuestras sociedades, son las desigualdades sociales las que enfrentan a los hombres contra los hombres”.[4] Si esta fuese la causa originaria, entendemos que a un autor de la talla de Ralf Dahrendorf no le consuele la respuesta que da Diderot cuando dice que las desigualdades en la vida son como en el teatro, que al final de la función todos los diferentes personajes que actúan se convierten en iguales; sería algo así como decir que, al final de la vida, todos somos iguales ante la muerte, una explicación que no deja satisfechos a nadie, aparte de que no parece de mucho consuelo que sea en el hecho de la muerte donde los seres humanos encontramos la equidad. Por eso R. Dahrendorf intenta darnos su propia respuesta, que la desarrolla de acuerdo con cuatro preguntas precisas: “¿Por qué hay desigualdades entre los hombres? ¿Cuáles son las causas? ¿Pueden ser reducidas, e incluso eliminadas? O, ¿tenemos que asumirlas como un factor indispensable de la estructura de la sociedad humana?”.[5] Lamentamos que no haya espacio en este trabajo para comentar las oportunas reflexiones que hace a cada uno de estos genuinos interrogantes. [6]

    Pero es la segunda pregunta, la cual es el objeto de nuestro estudio, a la que vamos a dedicar nuestra atención, por tratarse de la finalidad principal de este trabajo. Giorgio de Santillana comienza diciendo que “la Biblia no es un libro científico. [Pero añade que este matiz no debe ser un obstáculo para que no] comience con una teoría acerca del principio del mundo. [Y es que, añade], las explicaciones acerca de las diferentes cosmogonías, cuando se afrontan, suponen un intento de dar respuesta a las muchísimas incógnitas que surgen de este desafío”.[7] Metodológicamente, algo parecido nos ocurre al enfrentarnos con la existencia de una propuesta como la RB, donde trazar sus orígenes supone rastrear en el tiempo las múltiples visiones que existen sobre los factores que conforman el contenido final de la misma, unas similares y otras opuestas. Supone, a su vez, indagar entre los muchos pensadores que han intuido la necesidad de proponer algún tipo de solución, encontrar alguna clase de instrumento eficaz, para luchar contra la injusticia social, contra el desorden imperante, utilizando como instrumento alguna expresión conducente  a la formulación de la RB.

Las rentas básicas (RBs)

    Cualquier rama del saber o utopía social es el producto de una larga historia; como nos recuerda Vives, es mucho más lo que se ignora que lo que se sabe. Esta advertencia nos lleva a que, en este trabajo, sólo vamos a  intentar perfilar la evolución del concepto[8] de lo que hoy se conoce en el territorio español como Renta Básica (RB). Para ello, comenzaremos por seleccionar una variedad de autores, cuyas propuestas sociales (o religiosas) tienen en común la preocupación por corregir las desigualdades sociales que las poblaciones sufrían en sus correspondientes momentos y sociedades. Estas preocupaciones y propuestas van a constituir una parte del pensamiento que se ha ido conformando a lo largo del tiempo y que, en su momento, van a trazar y determinar las características estructurales que fundamentan parte del concepto de RB.

    Al estudiar el concepto de RB nos hemos encontrado con muchos autores que utilizan el mismo término para explicar diferentes propuestas sociales como si estas fuesen equivalentes entre sí, a la vez que aplican diferentes términos a una misma propuesta como si también fuesen sinónimos. Por ejemplo, autores de nuestro país, o de habla castellana, han aplicado todos los términos imaginables al concepto de RB: comenzando por el de asignación básica ciudadana, asignación universal,  asignación universal incondicional, dividendo social, garantía universal de subsistencia, pasando por el de ingreso ciudadano, ingreso mínimo, ingreso mínimo garantizado, ingreso de subsistencia incondicional, ingreso universal, ingreso social, mínimo vital, renta activa, renta económica básica incondicional, renta garantizada de ciudadanía, renta incondicional garantizada, renta individual universal, renta mínima, renta social, renta universal garantizada, paga universal, continuando con el de salario ciudadano, salario de ciudadanía, salario social, subsidio ciudadano, subsidio universal incondicional, subsidio universal garantizado, o finalizando, por ahora, con el de sueldo base incondicional, y la transferencia universal. Esta utilización tan imprecisa y generalizada de los conceptos y de los significados no ayuda nada a entender que supone y persigue la RB, y mucho menos las limitaciones que tiene cada una de las diferentes prestaciones sociales actuales: las conocidas pensiones y subsidios. [9] Tampoco ayuda a clarificar cuales son las características que distinguen a cada una de las variantes o modelos de la RB que han ido surgiendo. Toda esta diversidad de términos y modelos nos impone a que, en lo sucesivo, tengamos que hablar de rentas básicas (RBs), sí realmente queremos entender y descifrar que objetivos persiguen cada una de ellas.

    Un primer intento de explicación del significado y de las características de cada tipo de prestación social lo hemos realizado en Ante la falta de derechos, ¡¡Renta Básica YA!![10] Con este nuevo trabajo, pretendemos un segundo intento; trazar el desarrollo histórico del mismo concepto. Como decíamos anteriormente, se han seleccionado una serie de autores relacionados con estas propuestas, estudiando que elementos proponía cada autor y que términos empleaba concretamente para definir aquellas ideas que están en la base de lo que actualmente se considera la RB. Los autores seleccionados los hemos dividido en precursores de la RB y versionistas; los primeros son los que formulan una propuesta de prestación social que puede estar en el origen de los fundamentos de la RB, mientras que los segundos son los que la contextualizan o adaptan a nuestra cultura, con la finalidad de conseguir una mayor divulgación de la misma.

    Siguiendo el criterio cronológico, hemos clasificado a los autores de acuerdo con la fecha en que se supone escribieron sus trabajos, o realizaron la versión del mismo, destacando el término que utilizan, la justificación que desarrollan y, donde ha sido posible, explicando el método de financiación que proponen.

    Aunque nos interesa principalmente la evolución de la RB en el territorio español, respecto a los precursores realizamos una aproximación internacional, debido a que no hay muchos en nuestro país; pero respecto a los versionistas, nos concentraremos exclusivamente en los autores de la cantera, aunque por razones que detallaremos, se incluya algún que otro extranjero.

    La presencia de R. Nozick o J. Rawls en este estudio no es porque hayan diseñado propuestas o modelos de RB; se debe más bien a que formulan principios de rectificación de la injusticia, introduciendo términos tan importantes como el de compensación,[11] o la obligación de compensar cuando alguien haya violado el principio de justicia en la apropiación de bienes comunes (Nozick), y el de diferencia e igualdad para favorecer a los desprotegidos y reclamar la igualdad de oportunidades para los mismos (Rawls). También la inclusión de dos versionistas franceses se debe a que uno, Yoland Bresson, utiliza términos como el de renta de existencia y renta de actividad, frecuentemente utilizados para reforzar la justificación ética del concepto de RB; y el otro, Jean-Marc Ferry, emplea el de subsidio universal o renta social primaria como base para defender una renta de ciudadanía, y que coinciden con los vocablos usados profusamente por muchos de los versionistas de lengua española.

Comienzan los Precursores

    La casi totalidad de los precursores que aparecen en este trabajo no han formulado la propuesta de la RB incluyendo/articulando las características estructurales que la definen y concretan: individual, universal e incondicional; y menos las características de opción política que hemos desarrollado y que conjuntamente definen el modelo fuerte de RB. Diríamos que dentro de estos autores, unos sólo se han limitado a constatar la necesidad de una RB, mientras que otros se han dedicado a formular aspectos que, posteriormente sumados o restados, acabarían por conformar los rasgos esenciales que ayudarían a nacer el concepto; es decir, unos han abierto caminos por los que poder transitar, mientras que otros mostraban unos recorridos cuyos finales indicaban que no conducían a ninguna parte positiva. Siguiendo a Claude Lévi-Strauss, podríamos teorizar esta suma de aspectos positivos y negativos que conforman la RB de la siguiente manera: “dado que [la RB] se nos aparece como una [propuesta] social positiva, nos sentimos inclinados a definirla exclusivamente por sus características positivas.[12] No obstante, es preciso señalar que cuando hemos tratado de mostrar que era [la RB], al mismo tiempo estábamos indicando lo que no era; [es decir], los aspectos negativos pueden ser tan valiosos como los otros”.[13] En consecuencia, a la hora de definir el concepto y de explicar el modelo de RB que nos proponemos generalizar, tan provechosas son las aportaciones negativas como las aportaciones positivas de los precursores que hemos seleccionado.

    Conservando el criterio cronológico mencionado, veamos entonces como se ha ido cimentando la propuesta de la RB. Pero, ¿hasta dónde remontarse?

¤ Aunque de ningún modo es el único, un punto de arranque podría ser el Génesis.[14] En este libro sagrado leemos como ‘nuestros primeros padres’ disfrutaban de una felicidad considerada edénica, una calidad de bienestar que estaba al margen de la actividad laboral y, sobretodo, del mercado de trabajo: para vivir, no tenían que trabajar como esclavos para ningún amo, ni como siervos para ningún señor, ni como trabajadores para ningún empresario. Eso sí, como contrapartida de esta seguridad, habían de cumplir una condición que recortaba sus libertades como personas: tenían prohibido comer el fruto del árbol de la ciencia, el cual, si lo hacían, les permitiría conocer y juzgar el bien del mal. Como sabemos, transgredieron esta limitación y se enfrentaron a sus consecuencias: el castigo consistió en que los hombres habrían de sudar para ganarse el pan, y las mujeres tendrían que parir con dolor. Por tanto, si ese paraíso existió, hay que decir que, antes de cometer lo que todavía se llama el pecado original, sus habitantes disfrutaban de un modelo débil de renta básica, un modelo que perdieron con la expulsión de ese cielo. Ahora bien, los devotos de estas religiones se debaten entre dos propuestas:

¤ Anaximandro (cerca del 590 a.C.) posiblemente sea uno de los primeros mortales que comenzó a preocuparse por la justicia. Sus reflexiones le llevaron a formular lo que podría ser un principio de justicia cósmica: ningún elemento[16] debería dominar sobre los demás, o de lo contrario el más fuerte eliminaría a los más débiles. Después, Protágoras (nacido por el 490-480 a.C.) ampliaría esta preocupación pero basando más la justicia en la condición humana. Platón (nacido por el 427 a.C.), apoyándose en estos dos pensadores, iría más lejos: para él, “la justicia no es sólo una parte de la virtud de los humanos. También formaba parte de esa aptitud por la cual los hombres son capaces de mantener relaciones políticas entre ellos y formar sociedades”.[17] Ahora bien, lo interesante a destacar desde el punto de la justificación ética de la RB es lo que podríamos definir como el proviso de Platón, que consiste en que, para que las “sociedades sean posibles, cada ciudadano ha de ser capaz de mostrar respeto por los otros ciudadanos, y por no apropiarse de todo aquello que el otro necesita para su desarrollo personal, de acuerdo con su habilidad y capacidad física para hacerlo”. Es decir, para que una sociedad se forme y sea justa, cada ciudadano ha de frenar su ímpetu por apropiarse de todos aquellos bienes materiales que necesita para hacer todo aquello que puede con su deseo y habilidad, si estas acciones impiden o limitan las posibilidades de otro ciudadano que desea, por el mismo derecho, desarrollar su habilidad y su deseo. Es decir, lo justo consiste en que cada ciudadano ha de dejar los suficientes medios materiales y el suficiente espacio político para que todos los miembros de la sociedad puedan relacionarse entre ellos como iguales. Asimismo, cada ciudadano ha de disponer de los medios suficientes para vivir sin necesidad de apropiarse de lo ajeno; ha de disponer de la libertad de poder aplicar su conocimiento, así como los instrumentos y los materiales de trabajo. Este respeto por lo de cada uno, y por lo de los demás, es lo que hace que el género humano sea bueno y sea social.

¤ Cuenta Cayo Suetonio (120 d.C.), intentando “entender las grandezas y las miserias” de los emperadores romanos más célebres, cuan magnánimo era en ciertos momentos el césar Octavio Augusto (63 a.C.-14 d.C.). Incluimos en este inventario a este personaje para alertar de que los derechos de los ciudadanos no deben estar nunca sujetos a las decisiones discrecionalmente generosas de las máximas autoridades; deben ser independientes de la liberalidad más o menos paternalista de los grandes poderes. Porque quién, sintiéndose magnífico en un momento de euforia concede un congiario [18] a la gente, puede eliminarlo al primer momento de pesimismo o depresión. A los derechos hay que darles su debida carta de naturaleza reconociéndolos en la constitución; es decir, no deben estar sujetos a que su reconocimiento y puesta en práctica dependa de los estados de ánimo de ningún gobernante: generoso en un momento, déspota en otro.     

¤ De la aportación de Thomas Moro (1516) hay que destacar dos grandes ejes de reflexión. El primero consiste en el ataque y “la destrucción del antiguo sistema agrícola por la posesión exclusiva de la tierra [recurso básico para la sobre vivencia en aquel momento] por parte de los propietarios ricos y ansiosos de riqueza. El deseo de ganancia y enriquecimiento conduce a la conversión de la tierra cultivable en pastos, para que puedan criarse ganados en gran escala y vender su lana en los mercados extranjeros. Toda esta codicia de beneficios y la concomitante concentración de la riqueza en manos de unos pocos, conduce a la aparición de una clase indigente y desposeída. Entonces, con el fin de mantener a esa clase en la debida sumisión, se establecen graves y terribles castigos al robo. Pero la creciente severidad de la ley penal es inútil. Sería mucho mejor proporcionar medios de vida para los indigentes, ya que es precisamente la necesidad lo que les lleva al crimen”. El segundo consiste en lo que T. Moro presenta como una utopía, es decir, una alternativa a la sociedad mercantil y adquisitiva de su tiempo. En la isla de los utopienses, “la unidad es la familia. La propiedad privada es abolida y el dinero no se usa ya como medio de cambio. Pero T. Moro no describió su Utopía como una república de campesinos incultos. Los medios de vida están asegurados para todos, y las horas de trabajo se reducen a seis diarias, para que los ciudadanos tengan tiempo libre para emplear en educarse y en objetivos culturales”. [19] (p. 304) Y proclama que se ha vivir una vida feliz de acuerdo con la naturaleza: “cuando la naturaleza te exhorta a que seas bueno para con los otros, esa misma naturaleza no te intima una segunda vez a que seas sañudo e inclemente para contigo mismo. La vida feliz, el placer como fin de todas las operaciones, nos la prescribe la propia naturaleza; el vivir conforme a su prescripción lo definen como virtud”.[20] (p. 82) Otro eje no menos importante es la clara condena que hace del dinero y de la avaricia de los ricos, especialmente de la “depravación de costumbres y de la perversidad de corazón de los que se titulan cristianos”.[21]

¤ La presentación de Juan Luis Vives (1525) tenía más que ver con el control de los fondos monetarios que se dedicaban a la limosna pública y se administraban desde instituciones religiosas (parroquias, hospitales, asilos), así como con la distinción entre los auténticos pobres que habían de percibirla y los fingidos (o vagos) que habían de ser castigados, que con la RB: "evitar que los clérigos se queden con el dinero so pretexto de la religión y de decir misas para fines piadosos...; y que los mendigos se habitúen á su estado miserable y al deleite por la vida vagabunda que prefieren a todo, aborreciendo el trabajo más que a la misma peste. A esto es menester poner enérgico remedio: los que puedan trabajar deben ser rigurosamente separados de los demás y obligados al trabajo por la fuerza; y á los que han disipado sus bienes, darles la faenas más rudas y peor trato que á los restantes".[22] La novedad que proponía este autor consistía en que la gestión de tales sumas de dinero debería pasar de entidades privadas a entidades públicas, aunque la justificación ética se apoyaba más bien en la caridad religiosa y, por tanto, venía inspirada por una lectura bíblica de la misma: "también contribuye á que no sólo nos baste lo que tenemos, sino que nos sobre para dar á los que carecen de lo más preciso, que es lo que nos mostró con su ejemplo el Señor, quien, después de haber hartado a las turbas que le siguieron al monte, no quiso que se dejasen perder las sobras...(p. 39); no hemos sido criados por Dios para consumir nuestra vida en juegos y frivolidades, sino para consagrarla a cosas serias y á la práctica de la religión, de la modestia, de la templanza y demás virtudes".[23] (p.41)

¤ John Locke (1698) parte de que ciertos derechos humanos son fundamentales, debido a que, en la medida que el ser humano es un ser racional, estos derechos son ineludibles. Y una sociedad pueda ser llamada civil en la medida que esta institución reconoce e implementa estos derechos. De hecho, la función primordial de las instituciones del Estado ha de ser la de proteger estos derechos humanos, entre los cuales, el primero que destaca Locke es el disfrute de la propiedad la cual es el fruto de nuestro trabajo. Para ello, el autor comienza por justificar la apropiación privada de la riqueza social por parte del individuo como un derecho propio. A partir de aquí, la defensa de la propiedad privada se convertirá en el derecho supremo y pilar ideológico sobre el que construirá la filosofía individualista y justificará la supremacía de la esfera civil de la sociedad capitalista. A partir de aquí, los derechos ciudadanos de la esfera política, que llegarán más tarde con la Revolución Francesa, quedarán sometidos a los derechos del hombre de la sociedad civil en el seno del capitalismo. Pero, al basar el derecho de propiedad en el fruto del trabajo, y componiéndose este de trabajo y recursos naturales, Locke ha tenido que precisar que la apropiación de los recursos suponía el tener que dejar en abundancia para las otras personas, incluyendo las futuras generaciones; es decir, se ha de dejar la “suficiente riqueza y recursos comunitarios para el resto de la población”. Como ya no queda nada que no sea privado, algún autor, como Nozick, ve en este proviso una justificación para exigir la RB.

¤ No menos religiosa era la concepción y justificación de Thomas Paine (1796), “la Tierra es un libre regalo del Creador para toda la raza humana”; o de FMC. Fourier (1836), “la Providencia de Dios sería incompleta si hubiese un sistema que no satisficiera las necesidades y no asegurase la felicidad de todos”; o de Henry George (1879), “las leyes de la Naturaleza son los decretos del Creador. En ellas no hay escrito el reconocimiento de ningún derecho, salvo el del trabajo; y en ellas está escrito, abierta y claramente, el igual derecho de todos los hombres al uso y disfrute de la Naturaleza, y de aplicar a ella sus esfuerzos y recibir de ella y poseer su recompensa”. Desde esta premisa religiosa, argumentaban la justificación de un impuesto sobre la apropiación privada de los recursos naturales y poder así financiar sus propuestas para abolir la pobreza. La novedad de estos pensadores consistía en denunciar la propiedad privada de estos recursos, su consecuente apropiación individual de las rentas de los mismos, y el de proponer utilizarlos como objetos de tasación fiscal a sus propietarios y como pago compensatorio a todos los ciudadanos pobres. Posteriormente, estos argumentos también van a ser utilizados para que los que aquí se denominan propietaristas construyan sus teorías de la justicia.

¤ La principal preocupación social de Robert Owen es la conciliación de las clases sociales. Su discurso se centra en convencer que la defensa de los respectivos intereses de clase no tiene por que ser algo irreconciliable entre ambas. Unos y otros tienen más a ganar si se reconocen mutuamente sus derechos que si se enfrentan entre si, que si mantienen un estéril odio y la correspondiente lucha de clases. En su Discurso a la clase obrera (1819), el autor resume sus argumentos en siete puntos:

     Ergo, la paz social puede ser conseguida mediante la reflexión, el diálogo y el acuerdo. Esta visión de las relaciones sociales de producción que tiene R. Owen no son antagónicas sino fruto de la incomunicación entre ambas clases. Acepta que existen problemas sociales preocupantes, como son la miseria, el paro, la ignorancia, pero que no son estructurales al sistema, sino que con políticas sociales adecuadas pueden y deben ser corregidas.

    Por tanto, la novedad de su Plan para solucionar estos problemas, “germen del Socialismo y del Cooperativismo”,[24] no consistía tanto en aumentar las ayudas económicas, continuar con la limosna individual o familiar, sino en organizar a las familias obreras en comunidades de cooperación: entre los objetivos de su plan está el “aprovechar la mano de obra de millones de trabajadores sanos e instruidos que se encuentra improductiva, y que, parada, será presa de malos hábitos y vicios, una mala educación que hay que evitar que se extienda a sus hijos”.

¤ En Viaje por Icaria, Etienne Cabet (1840) expone los fundamentos éticos que  han de regir las sociedades organizadas bajo el espíritu de la comunidad de bienes. En forma de preguntas y respuestas desgrana cuales han de ser los Principios y Doctrinas de lo que el autor entiende por Comunismo. Una sociedad que ha de moverse entre la fraternidad y la felicidad común,  organizándose bajo el criterio de “primero se atiende lo necesario, después lo útil, y por último lo agradable”.[25] En las relaciones entre los ciudadanos ha de prevalecer el criterio de “todos para cada uno y el cada uno para todos”, aplicando la regla de “a cada cual según sus necesidades, y de cada cual según sus fuerzas”. Sin olvidar que estas relaciones están sujetas a derechos y deberes: el “primer derecho es vivir y el primer deber es trabajar”. También aborda otros conceptos como el de entender que es el bien común, equidad natural, amor, justicia, solidaridad, repartición equitativa de la producción, etc. Organizada sobre estos principios, en Icaria no existe la venta ni la compra de productos y servicios, todo es gratuito, con lo cual no hace falta el dinero para el intercambio. Todo es propiedad común, con lo cual la propiedad privada no existe; en cierto sentido, en aquellas sociedades que ya existe la consideran un robo. Cabet lo deja bien claro cuando asegura que:

¤ A nuestro sindicalismo de concertación, como a muchas de las socialdemocracias europeas, se les hace cuesta arriba reivindicar actualmente un derecho ciudadano como es la RB. Fagocitados por el capitalismo, estos sindicatos limitan su acción sindical a convenir y pactar el mantenimiento del poder adquisitivo de los salarios, las condiciones y la duración de la jornada laboral, los días de vacaciones y el precio de las horas extras; mientras que los partidos dedican parte de su acción gubernamental a ciertas políticas de bienestar social, pero que en la época del neoliberalismo se están drásticamente recortando. Estas instituciones se han convertido en lo que Marx ya constataba a mediados del siglo XIX: aunque “los conflictos representen las locomotoras políticas de la historia hemos de evitar caer en la trampa del reformismo. Es increíble”, advertía ya en aquella época, “que haya sindicatos que continúen reivindicando únicamente una tasa de explotación más suave y no la abolición del sistema salarial”.[26] A la vista de este comportamiento de sindicatos y partidos socialdemócratas, recupera una fuerte actualidad el obrerismo y el feminismo de Flora Tristan. En su famosa propuesta de Unión Obrera (1843), esta autora tampoco abogaba por qué las luchas obreras y feministas fuesen de índole transformador, estuviesen enfocadas especialmente a conseguir modificaciones en la base material (producción y consumo), y en la conciencia de los trabajadores y ciudadanos, y que estos asumiesen que la emancipación de clase y de género sólo llegaría con la destrucción del sistema capitalista, y no con la aceptación de unos derechos que no pasan de ser guardianes de una situación exclusivamente legal. F. Tristan se dedicaba a ensalzar la dignidad del trabajo por el trabajo, sin tener muy en cuenta la explotación capitalista que conlleva el empleo asalariado; como consecuencia, reivindicaba el derecho al trabajo como algo sacrosanto. A los obreros franceses les reprochaba que “prefiriesen el paro, la miseria, el hambre... antes que perder su libertad”. Si tuvieran que elegir, decía, son “partidarios de morir de hambre, pero libres”. Como resalta un estudioso de su obra, “F. Tristan, que había comenzado entregando su corazón a los desheredados de la sociedad se convirtió en reformadora generosa y quiso cambiar las condiciones inhumanas de la vida de los obreros”.[27] Esta visión espiritual del mundo obrero también preside la lucha por la igualdad de género, y por tanto por la emancipación de la mujer; de aquí que desarrolle su “gran idea de la Unión universal de los obreros y las obreras”.

¤ Se dice que las primeras obras que Concepción Arenal (1860) “publica se refieren específicamente a la preocupación por lo pobres, por los marginados, por los desheredados de cualquier fortuna”.[28] En El visitador del pobre (1860) y La beneficencia, la filantropía y la caridad (1861?) la autora hace una descripción bastante moralista, algunas veces incluso lírica, de la pobreza, donde las causas que la originan no hay que buscarlas en las relaciones sociales que conforman cada modo de producción histórico, sino en las propias conductas de las personas. Con lo que, dado que la pobreza tiene su raíz en el mismo individuo, no hay que buscar explicaciones, y menos culpabilizar a las instituciones que la rodean. Si acaso, lo que hay que reclamar de las asociaciones y del Estado es que se responsabilicen de ejercer la beneficencia, y que guíen sus funciones desde la caridad cristiana. Los dos aspectos que preocupan a C. Arenal en su reflexión sobre la pobreza son: la degradación material y espiritual que supone para el pobre; y la amenaza para los ricos, por los vicios y los peligros sociales de las enfermedades a que da lugar; es decir, el rico se ha de preocupar por resolver la pobreza, bien para evitar la aflicción moral de su conciencia cristiana, bien para evitar las desgracias que pueden afectar a su entorno familiar. La forma de aliviar la pobreza ha de ser compasiva, resuelta, consoladora, piadosa, dadivosa, generosa, auxiliadora, clemente, misericordiosa, y, sobretodo, cristianamente caritativa... Porque “el pobre es una criatura de Dios, un ser moral; y no debemos descuidar ni los preceptos religiosos, ni las amonestaciones, ni las lecturas, ni los consejos; porque, aunque el pobre esté muy materializado, las mismas circunstancias materiales que han influido mucho en su caída son elementos que pueden contribuir más de lo que pensamos a su corrección y enmienda”.[29] Por tanto, la interpretación que C. Arenal hace de la pobreza es de tipo conductista, y no estructural. Un subterfugio metodológico muy sutil, que permite a la autora eludir hacer un análisis de la desigualdad económica en términos de clase social, de movimiento obrero, de lucha de clases, algo que abiertamente odia.

¤ Como buen conocedor del pensamiento anarquista y socialista de su época,[30] el objetivo de Paul Lafargue (1883) era denunciar y condenar las largas y penosas jornadas laborales que degradan la vida de las familias obreras, así como reivindicar el derecho a la pereza como instrumento de emancipación de la Humanidad. Para este autor, la revolución socialista significa el bienestar para todos, y la disminución del tiempo de trabajo productivo como parte de la misma. Esta crítica que hace en tono irónico del “furibundo frenesí por el trabajo” que practica la pequeña burguesía y el proletariado, y que defienden "los curas, los economistas y los moralistas", supongo que está presente de alguna manera en la formulación de la RB.

  ¤ Para Peter Kropotkin (1892), una de las primeras medidas revolucionarias que habría que instaurar sería la de implantar el que “todo pertenezca a todos, que desde el primer día de la revolución y mientras esta dure no haya un sólo hombre en el territorio insurrecto a quien le falte el pan”. Su propuesta consiste en “tomar posesión, en nombre del pueblo sublevado, de los depósitos de trigo, de las tiendas atiborradas de vestimentas, de las casas habitables. No despilfarrar nada, organizarse de inmediato para llenar todos los vacíos, atender y satisfacer todas las necesidades, producir, ya no para dar beneficios a nadie, sino para que la sociedad viva y se desarrolle.” Para este autor, su visión de justicia no consiste en repartir una parte de la renta apropiada por los capitalistas entre la ciudadanía. Más bien se trata, mediante la expropiación revolucionaria, de colectivizar todos los recursos materiales que la originan. La equidad se conseguirá a partir de la abolición de la propiedad privada de los medios de producción: “la expropiación debe alcanzar todo aquello que permite a cualquiera –banquero, industrial o cultivador- apropiarse del trabajo del otro”. La novedad de esta propuesta en la formación de las ideas que cristalizarán más tarde en la RB consiste en su visión conjunta de que para asegurar una más equitativa distribución de las rentas (sistema distributivo) es indispensable expropiar el saber y los medios que intervienen en su formación (sistema productivo). Sin embargo, hay que destacar como en este pensador anarquista, el derecho de vivir que propone sigue todavía restringido a, y, por la obligación de trabajar. Posiblemente influido por pensadores como M. Bakunin, para quienes el trabajo tenía una fuerte connotación de sacralidad (véase recuadro), P. Kropotkin no se atrevía a romper con tales influencias y  proclamar que la satisfacción de las necesidades humanas básicas no tiene porque estar condicionada por la obligación / voluntad social por el trabajo. Ahora bien, por ser un derecho a disfrutar en una sociedad alternativa al capitalismo, posiblemente socialista / anarquista, el derecho de vivir se convierte en una propuesta de futuro, un tipo de distribución del producto social que se aplicará cuando la humanidad alcance a vivir en una sociedad no capitalista. Por tanto, aunque no parezca que sea un instrumento idóneo para luchar contra el capitalismo, si que debemos apreciar la explicación del por que hemos de combatirlo. Asimismo, y teniendo en cuenta los fundamentos sobre los que se apoya el derecho a vivir, también aporta áreas de debate y reflexión sobre la naturaleza, o los mínimos, de lo que ha de constituir una sociedad alternativa. De todas formas, nos quedamos con una de sus conclusiones: los derechos no se dan, hay que cogerlos.

¤ En su definición de Socialismo, Emile Durkheim (1895) utiliza unos conceptos o rasgos que resultarán muy apropiados en el momento de establecer, y posteriormente desarrollar, el concepto de RB. Un primer rasgo fundamental del Socialismo es que este es un plan de sociedad orientado hacia el futuro más que el presente, con un programa de vida colectiva y no individual y, dado que todavía no existe este modelo, de partida, hay que considerarlo como una forma ideal de sociedad, un modelo hacia donde caminar como alternativa al capitalismo (p. 39); la RB puede ser utilizada como un instrumento idóneo para conseguir el socialismo. Un segundo rasgo, precisamente el que hace que incluyamos a Durkheim en esta selección de precursores, es el de que el Socialismo significa un modelo alternativo de sociedad, en la cual la igualdad y la justicia  que se busca es para todos, para todas las personas en tanto que ciudadanos/as, y no solamente para el concepto de individuo/a reducido al mundo del trabajo asalariado (p. 50): “el Socialismo no se puede reducir a las reivindicaciones laborales... sino que se trata de un modelo que aspira a reestructurar el sistema social y a reconducir el aparato productivo dentro de la totalidad del cuerpo social” (p. 61);  la RB se postula como un derecho de cada ciudadano/a a asegurarse un mínimo de bienestar social.[31] Un tercer rasgo del Socialismo es el que exige que las actividades desempeñadas en los sistemas de producción e intercambio estén auspiciadas y vigiladas por la gestión de los órganos del Gobierno: “los socialistas no reclaman que la vida económica esté supeditada a la acción del Estado, sino en contacto con él... No se trata de subordinar los intereses de los agentes que actúan en el sector productivo y comercial a los intereses políticos, sino de elevarlos al mismo rango que gozan estos últimos... Por eso no hemos empleado la palabra estado sino la expresión los órganos gestores de la sociedad. (56-57); hasta que no se implante una sociedad comunista, esto nos lleva a insistir que, tanto en el capitalismo como en el socialismo, corresponde al Estado, con otros agentes sociales y políticos, responsabilizarse de la cogestión del Fondo de Renta Básica. Estos rasgos de la definición de Socialismo nos sirven, dice Durkheim, para distinguir las instituciones que son socialistas de las que no lo son; por ejemplo, muchas de las ONGs que practican la caridad, o dicen buscar la justicia, por muy generosas que las consideremos, no pueden ni deben ser consideradas socialistas; es decir, hay que tener en cuenta que, otro nuevo rasgo, el Socialismo consiste en que es “un movimiento que se dedica a organizar, mientras que las organizaciones caritativas y de buena voluntad no organizan nada”. (p. 58)  En conjunto, de la lectura de E. Durkheim podemos deducir tres cosas prácticas para la formulación de la RB. Primera, dentro del capitalismo, y a la hora de formular derechos, la dimensión ciudadana de la persona es más rica que la condición de mano de obra a la que se ven sometidas la mayoría de las personas para poder ganarse la vida. Segunda, que no todas las organizaciones que se dedican al cuidado de las personas o grupos maltratados, a pesar de sus buenas intenciones, pueden o han de ser consideradas socialistas; en muchos casos, estas instituciones se reducen a aplicar bálsamos a las penalidades que origina la lógica de acumulación del propio sistema. Y tercera, hemos de admitir que, cuando proponemos los diferentes modelos débiles de RB, lo estamos haciendo desde el elemento balsámico y, posiblemente, reduciendo nuestro movimiento a la condición de no socialista.

¤ Con un tono más moderado y filantrópico, Juan Babot y Arboix (1905) defendía su iniciativa “con palabras de verdad y de consuelo y obras de justicia y caridad; los ricos han de ayudar a los que no lo son, porque sin estos, aquellos disfrutarían difícilmente de sus riquezas”. El mérito de esta propuesta social consistía en pedir la generalización del sistema público de pensiones contributivas, financiado a cargo de las cuotas empresariales y obreras, y con ellas socorrer a una serie de colectivos desamparados (niños, prostitutas, parados y viejos), sistema que ya estaba vigente y era aplicado por el Estado, algunas Diputaciones y Ayuntamientos a los empleados públicos. Esta propuesta, la de una renta de existencia, es un tanto pionera del sistema público de pensiones español actual.

¤ Reflexionando sobre la naturaleza del capitalismo y, especialmente, sobre su sistema de salarios, Bertrand Russell (1917) llegaba a la conclusión de que “ambos deben ser abolidos; [porque] son dos monstruos gemelos que se tragan la vida del mundo... Necesitamos un sistema que destruya la tiranía del empresario, a la vez que garantice a las personas un seguro contra la destitución material, y un margen de iniciativa individual en el control de las industrias de las que viven”.[32] Al principio, el autor era de la opinión que los ingresos de una persona trabajadora no debían ser interrumpidos por causas como el paro, los accidentes o enfermedades profesionales, cierre de empresas, crisis económicas, etc., siempre que la persona afectada manifestase su deseo de trabajar.[33] Poco tiempo después, en 1918, apoyándose en la filosofía anarquista, el autor modificará su exigencia de contraprestación y propugnará un acceso gratuito a los bienes, a que “todos los bienes dedicados a cubrir las necesidades básicas estén al abasto de cada persona sin ninguna distinción, a la manera que el agua está disponible para todos, al menos en aquel momento". Ahora ya está convencido que, “trabajen o no trabajen, hay que asegurar a todos una renta lo suficientemente amplia como para cubrir las necesidades”.[34] B. Russell es uno de esos autores que tiene la clara lucidez para diagnosticar por si mismo, aunque no duda en aceptar y aplicar los argumentos anarco-socialistas que le ayudaron a desenmascarar las perversidades del sistema capitalista.

¤ Para los comunistas rusos (1919), Nicolai Ivanovich Bukharin y Evgenii Preobrazhensky, la preocupación inmediata y el objetivo fundamental al redactar un plan de inspiración socialista, era como desarrollar y consolidar una sociedad a partir del subdesarrollo económico que vivía la Rusia zarista. Por tanto, cuestiones como la igualdad de incentivos, o del máximo de tiempo libre, no podían ser consideradas prioritarias inmediatamente después de la caída del régimen zarista. Buenos conocedores de la obra de Karl Marx (1875), supongo que al redactar el nuevo programa tenían bien claro las advertencias que este autor hacía a los socialistas alemanes en la Crítica al Programa de Gotha; es decir, teniendo en cuenta las duras condiciones que había que enfrentar para el despegue del crecimiento económico ruso, que la redistribución de la renta fuese lo más equitativa posible, e incluso independiente de la actividad laboral, es de entender que fuesen considerados como dos objetivos secundarios: “la esencia de las enseñanzas de Marx es elaborar programas, no nacidos de la propia consciencia, sino de la propia vida. El propio Marx nos enseñó que debíamos estudiar las condiciones de vida existentes y actuar de acuerdo con ellas”[35] ( p. 65). August Bebel (1879), buen lector y seguidor de Marx, también insiste en que, en “el socialismo es imposible todavía la plena satisfacción de todas las necesidades del individuo desarrolladas a lo largo de la historia, por cuanto el nivel de las fuerzas productivas logrado y la productividad del trabajo, relacionada con él, son todavía insuficientes para pasar a la distribución comunista”.[36] Tampoco Mao Tse-Tung (1959) dejaría de reflexionar y profundizar sobre el papel que ha de jugar el principio socialista a cada uno según su trabajo y el principio comunista a cada uno según sus necesidades, así como cual ha de ser el momento adecuado para implantarlos en una revolución concreta como la de China. Lo que si tenía claro es que, “para transformar a los que no hacen su trabajo honestamente, el estímulo material no es suficiente. Hay que criticarlos y educarlos a fin de que su nivel de conciencia se eleve”.[37]

¤ Una de las preocupaciones intelectuales de Bernard Shaw (1928) era demostrar que, “en lo económico, el Socialismo no es más que una teoría de la distribución, y por tanto, desde cualquier punto de vista práctico, la única solución social es implantar una distribución que corrija las fuertes desigualdades sociales que impone el Capitalismo”. Descarta que, dentro del Sovietismo, se pueda conseguir una distribución equitativa más justa, debido a que esta exigiría dos medidas que no se pueden aplicar: “igualar las remuneraciones de las profesiones más bajas con las de la burocracia dirigente; y eliminar el actual sistema de estímulos monetarios para poder mantener las exigencias que impone conseguir un alto ritmo de crecimiento económico”. Tampoco la filosofía del Fascismo permite desarrollar en su seno una distribución equitativa; el hecho de “intentarlo supondría ya convertirse en Comunismo”. La otra es conseguir algún nivel de acuerdo pacífico entre ricos y pobres sobre la necesidad de desarrollar una distribución más equitativa de la riqueza, alguna forma de transición pacífica hacia el Socialismo. Su solución, una que combine Socialismo sin Sovietismo ni Fascismo, consiste en un acuerdo de convivencia entre las dos clases: “en vez de simpatizar con los pobres y abolir los ricos, debemos abolir a los pobres sin piedad, elevando el estándar de vida de estas gentes hasta el nivel que tengan los trabajadores más favorecidos”. Y concluye, “quien todavía no tenga las ideas claras sobre este punto, no tiene ni idea de lo que el Socialismo significa, no importa a que partido u organización pertenezca, ni tampoco si su interpretación de la opresión del proletariado le lleva a declararse comunista o socialista”. Lo que importa para B. Shaw es corregir la degradación humana que tiene la pobreza (que no es poco), y que, evidentemente, genera el capitalismo; y esto piensa que es posible conseguirlo mediante alguna política redistributiva de rentas, que él identifica como socialista y otros como humanización del sistema. De hecho, después de 70 años, esta preocupación de Shaw por una distribución más equitativa sería considerada por la mayoría de las ONGs y otras organizaciones progresistas, así como por los partidos y sindicatos socialdemócratas, como una preocupación políticamente correcta, de lo más actual e indispensable, como es la urgente necesidad de “humanizar el Capitalismo”.

¤ En un intento de predecir cual sería el futuro de la vida económica y de la herencia económica que podría disfrutar la población cien años más tarde, John Maynard Keynes (1928) va escribir un ensayo al que llamaría Las posibilidades económicas de nuestros nietos. En este trabajo, el autor propone lo que podríamos interpretar como el derecho de cada persona a disfrutar de actividades no económicas, libremente elegidas, y no relacionadas con el trabajo asalariado. Sostiene que, en las sociedades ricas, se ha alcanzado la abundancia material suficiente como para que, con quince horas de trabajo a la semana,[38] el viejo problema económico de la sobre vivencia quede resuelto; que la población pueda dedicar el resto del tiempo a actividades de índole creativo, y no necesariamente remuneradas.

¤ Partiendo de que “todo ser humano tiene derecho a la vida, y de que es propietario por herencia del inmenso patrimonio cultural”, Jacques Duboin (1932) argumentaba que tales “derechos políticos han de estar asegurados por aquellos derechos económicos que garantizan la existencia material...” Es decir, todos estos derechos (políticos y económicos) sólo quedarán protegidos si se concede “un ingreso social a cada persona desde la cuna hasta su tumba”. Por tanto, a pesar de que se vuelven a utilizar argumentos propietaristas, la aportación de este precursor consistía en ampliar la justificación más allá de los recursos naturales para generalizarla sobre los recursos culturales y los nuevos saberes. Sin embargo, un elemento que aparece negativo en su propuesta es la exigencia de una contraprestación social para tener derecho a esta prestación ciudadana; es decir, delimita el derecho ciudadano y lo reconstruye en términos de un contrato laboral [39] entre sociedad / Estado e individuo. Pero, esta justificación del derecho supone la violación de dos de las características estructurales del concepto: universalidad e incondicionalidad, tan elaboradas y queridas por la RB.

¤ Afirmaba Oskar Lange (1936), uno de los autores que comienza a establecer un camino hacia una interpretación crítica de la RB, que “la posibilidad de determinar la distribución de la renta, en la manera de poder maximizar el bienestar social, y de poder incluir todas las alternativas dentro del cálculo económico, hace que la economía socialista, desde el punto de vista del economista, sea superior al sistema competitivo con propiedad privada de los medios de producción, con empresa privada, y en la cual la mayoría de los participantes no son propietarios de los recursos productivos, como no sea la fuerza de trabajo”(p. 126). Como mecanismo de distribución de la renta, el autor propone lo que llama el dividendo social,[40] y lo justifica en base a que tanto el capital como los recursos naturales y el desarrollo de la productividad son el resultado del trabajo y de la cooperación social, factores de producción y valores comunitarios lo suficientemente significativos para que todos tengan el derecho a un dividendo social por ser miembros de la colectividad. Pero añade una advertencia que debemos tener muy en cuenta: dice que “el socialismo no es una política económica para los tímidos”... [y que] “cualquier política económica que no comience por contener un fuerte ataque al sistema capitalista, acabará traicionando al propio socialismo” (pp.135-136). Lo mismo puede ocurrir con la RB, que si no se formula con un fuerte contenido anticapitalista, se acabará desvirtuando.

¤ Desde una reflexión más mística que materialista, Simone Weil (1941) llega a la conclusión de que la compensación entre los seres humanos es un derecho en la medida que supone reparar aquellos actos cometidos por alguien que no ha reconocido la aportación que hacemos todos al bienestar general. Es decir, a partir de la interpretación que hace del pasaje “perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”, de la famosa oración cristiana el Padre Nuestro, la autora justifica la compensación como un acto que defiende la necesidad de mantener el instinto de autoconservación que sentimos las personas; y la autoconservación, por requerir de una cesta de bienes y servicios para mantener esta situación, supone de por sí un derecho, un derecho que hace de la compensación que lo asegura un bien universal.

¤ Nos recuerda James E. Meade (1948) que comenzó a estudiar económicas “porque le horrorizaba ver el desempleo masivo que había, y no entendía por qué en nuestra sociedad se cometía la estupidez de mantener hombres y máquinas en el paro, cuando esas personas sufrían verdaderas necesidades materiales... Ahora (1986), teniendo en cuenta las enormes y crecientes disparidades entre los países ricos desarrollados y los países pobres subdesarrollados seguro que la principal preocupación que me impulsaría a estudiar económicas serían estas desigualdades”.(c; p. 13) En cualquier caso, la preocupación y los estudios realizados por este autor siempre han estado relacionados con la búsqueda de un equilibrio entre la eficiencia productiva y el bienestar humano, la abundancia material y la equidad; y una justa distribución de la renta y de la propiedad. En esta línea, en la mayoría de sus trabajos aparece siempre la idea de la concesión de un dividendo o un beneficio social para paliar la pobreza, así como la preocupación porque todas las personas tengan asegurado una igualdad de oportunidades (educación, salud, etc.), factor importante para enfrentarse a tanta injusticia social. Precisamente, en una de sus últimas propuestas señala:

    “Partiendo de que el total del capital que interviene en la creación de riqueza un 50% pertenece a la sociedad y el otro 50% es privado, el reparto de las rentas que genera anualmente este capital ha de distribuirse, la mitad de la misma entre los ciudadanos como un dividendo social, y la otra entre los 'propietarios privados' como un dividendo accionarial. También considera la RB como un instrumento para evitar la conflictividad laboral que surge entre sindicatos y patronales en temas como las revisiones salariales, duración de la jornada laboral, contratación, etc. Pero como muy bien observan P. Dieuaide y C. Vercellone: "si el capital fijo proviene de un trabajo social acumulado en el pasado, de un trabajo acumulado y producido socialmente, las rentas que se obtienen solo socialmente pueden ser distribuidas, es decir en forma de derecho ciudadano y entre todos los miembros de la sociedad".[41] Este criterio de reparto es el que precisamente utilizamos en nuestro modelo fuerte, aunque de forma mixta: que una parte de estas rentas sea entregada "en mano" a cada ciudadano, mientras que la otra parte la reciba en forma de bienes colectivos.

¤ ¿Está nuestra sociedad enferma?, se pregunta Erich Fromm (1955). Su respuesta es que la sociedad capitalista “carece de salud mental, enajena, ‘robotiza’ a las personas de tal manera que acaban por tener miedo a la libertad. El hombre, tal como aparece en cualquier cultura dada, es siempre una manifestación de la naturaleza humana, pero una manifestación que en su forma específica está determinada por la organización social en que vive… La actitud del humanismo normativo se basa en el supuesto de que aquí, como en cualquiera otra cuestión, hay soluciones acertadas y erróneas, satisfactorias e insatisfactorias, del problema de la existencia humana. Se logra la salud mental si el hombre llega a la plena madurez de acuerdo con las características y las leyes de la naturaleza humana. El desequilibrio o la enfermedad mentales consisten en no tener ese desenvolvimiento. Partiendo de esta premisa, el criterio para juzgar de la salud mental no es el de la adaptación del individuo a un orden social dado, sino un criterio universal, válido para todos los hombres: el de dar una solución suficientemente satisfactoria al problema de la existencia humana” (p.19-20). “La solución del hombre a sus necesidades humanas es extraordinariamente complicada, depende de muchos factores y, finalmente del modo como su sociedad está organizada y de cómo esta organización determina las relaciones de los hombres que viven dentro de ella. Pero los modos como pueden ser satisfechas las necesidades son muchos, y la diferencia entre los diversos modos de satisfacción equivale a la diferencia entre grados diversos de salud  mental. Si una de las necesidades básicas no ha sido satisfecha, la consecuencia es la enfermedad mental; si es satisfecha de manera insatisfactoria, la consecuencia es la neurosis. El hombre tiene que relacionarse con los demás; pero, si lo hace de un modo simbiótico o enajenado, pierde su independencia e integridad: se debilita, sufre, se hace hostil o apático; sólo si puede relacionarse con los demás de un modo amoroso se siente identificado con ellos y al mismo tiempo conserva su integridad” (pp. 62-63). Dado que “el hombre es el fin, y no debe ser empleado nunca como medio; la producción material es para el hombre, no el hombre para la producción material; [dado que] la finalidad de la vida es el despliegue de las potencias creadoras del hombre; la finalidad de la historia es la transformación de la sociedad en otra gobernada por la justicia y la verdad: estos son los principios en que, explícita o implícitamente, se basan todas las críticas contra el capitalismo moderno” (p. 195). Por tanto, “en una sociedad en que el único objetivo sea el desenvolvimiento del hombre y en que las necesidades materiales estén subordinadas a las necesidades espirituales, no será difícil encontrar medios legales y económicos para conseguir los cambios necesarios” (p. 276). Entre los diversos caminos que sugiere para conseguir la salud mental está el de implantar una renta que denomina garantía universal de subsistencia.

¤ Finalmente, contamos con las contribuciones de John Rawls (1971) y Robert Nozick (1974), que están relacionadas con la necesidad que tiene la interpretación convencional (liberal) de un discurso filosófico para apoyar la justificación del derecho ciudadano a la RB. En su conocida Teoría de la Justicia, Rawls desarrollará lo fundamentos éticos para un liberalismo igualitario; hará un esfuerzo por recomponer “cuestiones tales como el problema de la legitimidad del Estado, los criterios de la justicia distributiva, la personalidad moral, la fundamentación de los derechos humanos, la difícil relación y delimitación entre individualidad y comunidad”.[42] Para J. Rawls, los dos objetivos primordiales que persigue mediante el liberalismo igualitario son: “a) articular un pequeño conjunto de principios generales de justicia que están en la base de todos aquellos juicios morales que frecuentemente hacemos sobre diversos aspectos de la vida; y b) desarrollar una teoría que sea superior a la teoría social formulada a partir de los principios del Utilitarismo”. Pero será su valoración de la autoestima personal como un bien primario lo que será tomado como referencia para justificar la RB.[43] Y en su trabajo Anarquía, Estado y Utopía, R. Nozick, desde una óptica más propietarista, desarrollará los principios de apropiación, transferencia y rectificación. social. Para este autor, la teoría propietarista legítima: “a) que cada uno pueda apropiarse privadamente de una cosa siempre que antes no haya perjudicado a nadie, o no perjudique el bienestar de alguien; y b) que se convierta en propietario legítimo de un bien siempre que se lo compre al propietario legítimo que vende la propiedad”.[44] Veremos como todos estos argumentos son los que P. Van Parijs empleará para justificar su propuesta de RB, una propuesta legitimada por un liberalismo auténtico o real para todos, y por una redistribución maximin del producto social.

Nace el concepto

    Tarde o temprano, todas estas reflexiones tenían que conducir a la cristalización de la RB. En 1973, el modelo de acumulación capitalista iniciado después de la Segunda Guerra Mundial comenzaba a agotarse; y con él, se anunciaba el desmantelamiento del  Estado de bienestar. Paralelamente, el bloque de países del Este, con fuertes modelos de Estado social, comenzaba a presentar fisuras internas que anunciaban su derrumbamiento. La transición hacia el nuevo modelo capitalista (intensificación de la globalización o neoimperialismo) se realizaba mediante una férrea reestructuración de la economía real y financiera que, sin enemigo ideológico enfrente, imponía la dureza de unas medidas sociales que paulatinamente la ciudadanía comenzaría a sufrir: pobreza y marginación; precariedad y paro; recorte de los derechos laborales y civiles; posible invasión de aquellos países con recursos naturales estratégicos para la acumulación capitalista; y todo un largo etcétera de medidas ‘preventivas’. G. Arrighi explica esta transición “como una unidad constituida por tres fases: (1) la expansión financiera de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, en cuyo curso las estructuras del <<viejo>> régimen de acumulación británico fueron destrozadas y se crearon las del <nuevo>> régimen estadounidense; (2) la expansión material de las décadas de 1950 y de 1960, durante las que el dominio del <<nuevo>> régimen de acumulación estadounidense se tradujo en una expansión de alcance mundial del comercio y de la producción; y (3) la actual expansión financiera, en cuyo despliegue están siendo destrozadas las estructuras del <<viejo>> régimen estadounidense y se están creando presumiblemente las del <<nuevo>> régimen… cada uno de estos cambios constituye una etapa particular del desarrollo del moderno sistema-mundo capitalista”.[45]  

    A su vez, con todo el saber formulado por los precursores, y en estás circunstancias económicas, sociales y políticas, sin duda que se presentaba un período adecuado para que naciese la RB; era el momento de formular alguna propuesta que cubriese el vacío y el desamparo que dejaba el desmantelamiento de ambos estados. Con esta realidad de fondo, la RB tenía que nacer libre de prejuicios sociales y religiosos, de ataduras morales o determinada por el pauperismo material de las poblaciones. Ni las situaciones de extrema pobreza (Arenal, Babot, George, Meade, Moro, Owen, Shaw, Tristan, Vives, Weil); ni la apropiación privada de los recursos naturales, el conocimiento general o el capital social (Cabet, Duboin, Fourier, Fromm, George, Locke, Moro, Meade, Nozick, Paine, Platón); ni la contraprestación laboral obligatoria: privada o pública (Arenal, Bebel, Bukharin, Duboin, Kropotkin, Meade en la primera época, Owen, Russell, Shaw, Vives), o la reivindicación del derecho al trabajo, ensalzado por Tristan, denostado por Lafargue, y cuestionado por Keynes, pero tan encomiado por las clases que defienden el capitalismo; ni el diseño de posibles sociedades futuras más justas (Cabet, Bebel, Bukharin, Durkheim, Fourier, Kropotkin, Lange, Moro, Meade, Owen, Rawls, Russell); ni la compasión paternalista (Octavio Augusto); o las promesas de un cielo o nirvana (Isaías, San Pablo); es decir, ninguno de estos argumentos tenía que ser utilizado para descargar a las sociedades humanas de la obligación de responsabilizarse de satisfacer las necesidades materiales que necesita cada persona para vivir dignamente. Y por ser un derecho el que se estaba reivindicando, tampoco debía ser confundido con el concepto de obligación, o de deber; o de cumplimiento de unos mandamientos religiosos; es decir, la RB tenía que nacer como un derecho de las personas y sin ninguna condición a cambio.

    Por tanto, había llegado el momento de su alumbramiento, y hay que reconocer el mérito de esta labor de síntesis a cuatro autores:

¤ Un primer intento es el realizado por Juliet Rhys-Williams (1943) y por Eric Fromm (1955). Utilizando nuestra tipología actual, podríamos decir que la RB nace en la forma de modelo débil:

 ¤ El segundo intento, y más elaborado, es el realizado por el dúo compuesto por Robert Van der Veen y Philippe Van Parijs. Estos son los primeros en completarlo, en ponerle a la RB flesh to the bone, fil a l'agulla, o coger el toro por los cuernos:

    Bajo el nombre de universal grant, [48] estos dos autores son los primeros en desarrollar el concepto de la renta básica en la forma de añadir los contenidos determinados por las tres características estructurales mencionadas en el modelo fuerte (individual, universal e incondicional), y que proporcionan a la propuesta su verdadero contenido económico, social, político y filosófico.

    Pero esto les obligará posteriormente a tener que defender la RB mediante toda una argumentación filosófica, a convertir la RB en un objetivo asistencial para aliviar las desigualdades, a desarrollarla como una política de rentas para paliar las ‘disfuncionalidades’ que inmanente y permanentemente origina el capitalismo, más que un instrumento para luchar contra este sistema. De aquí que hayamos incluido en la bibliografía de estos dos autores el mayor número de referencias conocidas hasta este momento, con el objeto de que puedan estudiar a fondo la cuestión de la RB todas aquellas personas que lo deseen.

    Aquí cabe repetir e insistir en que ni R. Van der Veen ni P. Van Parijs han pensado la propuesta de la RB como un instrumento de transformación social, o de lucha anticapitalista, sino más bien para corregir una de las mayores aberraciones [49] que genera este sistema: la pobreza y la miseria que padecen las poblaciones:

¤ En cuanto a la finalidad de la RB, Claus Offe lo deja bien claro: “una renta base no abre la vía al Paraíso o a la Utopía. Al contrario, personalmente defenderé este concepto desde un punto de vista conservador, en el sentido de que una renta base es un modo de defender la seguridad de la renta y los derechos civiles fundamentales conquistados en los países europeos durante el período posbélico y que hoy están amenazados por el desempleo... Opino que una renta base es necesaria a fin de compensar las mutaciones que actualmente se están verificando en el mercado de trabajo, en el Estado asistencial y en el interior de la familia”.[50] 

¤ En cuanto a la aportación de R. Van der Veen y P. Van Parijs, tampoco Rod Aya y Bart Tromp se muerden los labios a la hora de evaluarla: la propuesta de la RB que hacen estos “dos jóvenes y progresistas economistas políticos es indecorosa,[51] porque aconsejan olvidar el socialismo. Para R. Van der Veen y P. Van Parijs, [el socialismo] no proporciona prosperidad económica, ni justicia social, ni menos aún libertad política. Y, en cualquier caso, para aproximarse al comunismo -defendido como una distribución del producto social basada en el principio <<a cada cual según sus necesidades>>, independientemente de su trabajo, o de que trabaje o no- no hay necesidad de padecer el socialismo, puesto que el comunismo requiere abundancia material, que se consigue mejor con el capitalismo. Para tomar la <<vía capitalista al comunismo>>, tal como la conciben Van der Veen y Van Parijs, las democracias <<burguesas>> tendrían que asignar a cada ciudadano, incondicionalmente, un <<subsidio universal>> suficiente para satisfacer las <<necesidades fundamentales>>, y aumentarlo lo más posible sin elevar la presión fiscal hasta el punto de encerrar la <<economía en una espiral descendente>> que  pondría en peligro la satisfacción de las necesidades fundamentales de todos. Lo qué supondría esta política para el crecimiento económico, la desigualdad de la renta, el tiempo de ocio y la preservación ecológica es lo que los autores intentan especificar” [52] en el resto de sus reflexiones y estudios.

    Por tanto, más tarde o más temprano, y en la medida que la RB pueda ser considerada como un mecanismo idóneo para luchar contra el capitalismo, se impone la necesidad de que alguien tendrá que cubrir este vacío teórico y práctico, es decir, tendrá que desarrollar una interpretación crítica y un modelo fuerte de renta básica que permita a los movimientos antisistema disponer de un instrumento eficaz para la contestación y la transformación social.[53] Sin duda, el modelo fuerte será la renta básica del siglo XXI.

José Iglesias Fernández (1931-    ). La Renda Bàsica a Catalunya. Fundació Bofill/Editorial Mediterrànea. Barcelona 2002.

El modelo fuerte: ¿renta básica del siglo XXI?

Se define por contener unas características estructurales, que son:

Individual. Se concede a cada persona de forma exclusiva; y no a las familias.

Universal. Con una doble exigencia:

* Es para todas las personas

* Y no contributiva

Incondicional. Con otro doble requerimiento:

* Es independiente del nivel de ingresos

                * Y sin ninguna relación con el mercado de trabajo asalariado

Y por unas características de opción política, que son:

Cuantía. Como mínimo, la cantidad a percibir como RB será igual a la definida como Umbral de Pobreza.

* En nuestro caso, el Umbral de Pobreza será equivalente al 50% de la renta per capita.

Equidad. Cada persona recibirá exactamente la misma cantidad de RB

Participación.  La RB se dividirá en dos partes:

                *  Una parte será entregada "en mano" a cada persona.

                * Y la otra estará dedicada a las inversiones de índole público: educación, sanidad, vivienda, transporte, medio ambiente, proyectos de carácter colectivo, micro economía social, etc.

Refundición. La RB sustituirá a casi todas las demás prestaciones económicas.

Desde la base social. Participación directa y movilización ciudadana.

Aparecen los versionistas

     En Europa, las posiciones de estos precursores no despertaron un interés académico y público hasta que no llegó el momento en que el paro y la pobreza empezaron a convertirse en fenómenos estructurales y a tener un impacto masivo en los países del capitalismo desarrollado.[54] Surge así el concepto actual de Renta Básica. De hecho, “la primera conferencia internacional sobre la renta base [no se realiza hasta] septiembre de 1986 en Lovaina, Bruselas”.[55]    

    Actualmente, la Basic Income European Network (BIEN), nacida en esa conferencia, celebró el 9th International Congress en Ginebra, del 12 al 14 de septiembre del 2002; asistieron más de doscientas personas del mundo académico, social y político de los países más importantes del mundo; asimismo, esta red ha conseguido enrolar en sus filas a personajes tan destacados como Anthony Atkinson, Ralf Dahrendorf, Meghnad Desai, Robert Dore, Chantal Euzeby, Jean-Marc Ferry, Claus Offe, Philippe Van Parijs, Eduardo Matarazzo Suplicy, el apoyo al tema de los fallecidos Premios Nobel James Meade y James Tobin o la del converso André Gorz.

    En España, comenzamos a asomarnos al conocimiento y debate de la RB a partir de los trabajos editados por mientras tanto, con un artículo de Philippe van Parijs, Marxismo, ecologismo y transición directa al comunismo, Número 26, en mayo de 1986, y una reseña de Joaquim Sempere sobre un trabajo de A. Gorz titulada Acerca del ingreso mínimo garantizado, Número 39, invierno 1989-90; y por Zona Abierta, con un artículo de Guy Standing sobre La flexibilidad laboral: ¿causa o remedio del desempleo?, Número 41/42, 1986 y una recopilación de artículos, también de autores extranjeros, bajo el título de Un salario social (garantizado) para todos, Número 46/47, de 1988.[56] A lo largo de todos estos planteamientos se habla permanentemente de la RB en singular.

    Diríamos, por tanto, que la primera lectura y los debates sobre la RB nos llegan a través de autores extranjeros, y que la atención de los versionistas o divulgadores españoles no aparecerá todavía hasta la publicación de las primeras reflexiones en un trabajo colectivo Una vía capitalista al comunismo: el salario social garantizado, publicado por la Fundación de Investigaciones Marxistas (FIM) como resultado de un Encuentro que la misma FIM organizó en Madrid en abril de 1989 sobre la RB. En 1992, Garoa editaba un libro sobre la pobreza y la marginación, en el cual Tomás Etxabe aportaba una pequeña reflexión sobre la RB llamada El Ingreso Social Universal. Y, por último, Viento Sur, en el número 14 de 1994 publicaba otra incipiente llamada de atención al tema, hecha por Rafael Gisbert y Daniel Raventós, titulada Trabajar o no... pero vivir.

    No seríamos ecuánimes si no destacáramos la discreta pero intensa labor de la FIM en la divulgación de la RB en nuestro país. Aparte del Encuentro mencionado, será a partir de 1994 cuando la FIM va a organizar casi ininterrumpidamente una serie de eventos en los cuales se tratará de dicho tema, y en los que este autor tuvo la oportunidad de participar: Madrid, abril de 1994, jornadas sobre el Paro y reparto del trabajo; Madrid, mayo de 1994, seminario sobre El Ingreso Universal; Sevilla, febrero de 1995, jornadas sobre Desempleo y reparto del empleo; Madrid, febrero de 1996, jornadas sobre Reparto de trabajo: modelos de desarrollo, empleo y tiempo; Madrid, julio de 1997, (con IU) jornadas sobre Alternativas a la desigualdad; Madrid, abril de 1999, (con IU) jornadas Por una Ley de 35 horas y la Protección Social Plena; Sevilla, junio del 2002, (con Transform) encuentros/coloquios Otra Europa es posible/ Estrechando lazos entre los movimientos sociales europeos. Y también dedicará el Número 7 de la revista Papeles de la FIM, 2º semestre 1996, al tema El ingreso universal, con artículos de P. Van Parijs, L. Ayala Cañón, J. Iglesias Fernández y Francisco J. Martínez.

    Volviendo a junio de 1994, este es un momento en el que la atención de la izquierda estaba muy concentrada en el reparto del empleo y la reducción de la jornada laboral. Por estas fechas, José Iglesias Fernández enviaba un extenso artículo a mientras tanto, Número 61, titulado Del reparto del trabajo al reparto de la renta. La doble finalidad de este trabajo era: 1) que mediante el recurso al debate con y entre personas y grupos comprometidos en nuestro país, 2) se plantease en profundidad el tema de la posibilidad de establecer una propuesta en España, a la que comenzaríamos llamándole Renta Básica (RB), y que vendría definida inicialmente por las características establecidas por R. Van der Veen y P. Van Parijs: un mecanismo de distribución de la renta, por el cual se proporcionase a cada persona, por derecho de ciudadanía, una renta suficiente para cubrir sus necesidades básicas, y sin necesidad de estar condicionada por el mercado de trabajo, ni por el volumen de ingresos.

Debate

    En cuanto a la primera finalidad, hay que mencionar el papel que jugaron los opositores a la totalidad de la RB, tales como J. Sempere, J. Riechmann, JA. Tapia Granados, A. Barceló, E. Zurimendi, I. Perales[57] y A. Antón, este último sólo a partes de la misma.[58] Objetaban principalmente a aspectos tales como: hasta dónde la RB no será la causa que fomente la vagancia, no provocará la degradación de la dignidad del trabajo, la dualización y la desintegración social, no actuará de estímulo para atraer los flujos inmigratorios, o de dónde saldrán los correspondientes recursos financieros, o tachar esta reivindicación  de utópica (en sentido negativo). Toda esta crítica nos ha estimulado a reflexionar sobre temas realmente ineludibles en toda propuesta social que pretenda rigor en los fundamentos y continuación en la reivindicación. Fruto del estudio de estas observaciones pertinentes nacieron trabajos de este autor como La Renda Bàsica: un programa d'implantació (1996), La Renta Básica según San Pablo (1997),[59] Contra el Capital, la Renta Básica (1998), La Renta Básica en países como Cuba (1999) y Canadá (1999), La Renta Básica y los derechos humanos (2001), El trabajo general como justificación de la Renta Básica (2001), La Renta Básica y la inmigración (2001), Renta Básica: el modelo fuerte como instrumento de transformación social (2002), La Renta Básica y la cuestión de género (2002), La Renta Básica contra la Renta Básica (2002), La Renta Básica: perfeccionando el proceso de implantación (2002), La Renda Bàsica a Catalunya (2002), ¿Una alternativa?, la Renda Bàsica (2003), Las Rentas Básicas: el modelo fuerte de implantación territorial (2003), La renta básica del siglo XXI (2003), etc.[60] Asimismo, ante el ‘decretazo’ contra el Plan de Empleo Rural (PER) y el subsidio agrario impuesto por el Gobierno del PP, un equipo de estudiosos de Cataluña y Andalucía estamos en estos momentos investigando las posibilidades, pero también las limitaciones, de sustituir estas dos figuras por la RB en estas dos comunidades.[61] No hace falta añadir que llegarán otros autores que nos seguirán estimulando a continuar con el debate de la RB.

Divulgación

    En cuanto a la segunda, Zambra y varios colectivos de Málaga organizarían un primer encuentro en esta ciudad el febrero de 1998, con el propósito especial de conocer, y si acaso reivindicar, la cuestión de la RB. Uno de los principales acuerdos tomados fue el de celebrar las Primeras Jornadas sobre el Derecho Ciudadano a la Renta Básica en noviembre de este mismo año en Barcelona; fueron organizadas conjuntamente por AREBA,[62] EcoConcern - Innovació Social, la FIM y Zambra; el resultado más valioso de estas Jornadas fue que la RB comenzó a ser divulgada y popularmente conocida a lo largo y ancho del territorio español. También fruto de estas Jornadas nacería la revista Cuadernos renta básica, así como el ámbito de encuentro gentes de Baladre, con el objetivo de continuar defendiendo y divulgando una lectura crítica de la renta básica. Posteriormente, Baladre se responsabilizaría de continuar con la organización de otras Jornadas (Málaga, Orihuela, Madrid, Cuenca, Granada), cursillos temáticos[63], así como la publicación de cuatro libros, todo con el objetivo de profundizar en la reflexión y la divulgación del tema. Todas estas actividades ayudarían a consolidar en nuestras lenguas (castellano, català, euskara, galego) el uso del término que hemos acuñado como Renta Básica (RB).[64]

    En el transcurso de todos estos acontecimientos, hay que destacar también la colaboración de EcoConcern - Innovació Social, que se incorpora de forma muy activa a la promoción y divulgación de la RB. La decisión del Consell de esta asociación fue acoger en su sede a la Mesa Cívica por la RB en Cataluña; coeditar la revista Cuadernos renta básica; y organizar conjuntamente con la Mesa seminarios y cursos sobre el tema.

    Toda esta dinámica muestra que los objetivos de dar a conocer lo que es la RB y el inicio de un debate sobre su establecimiento han avanzado fuertemente a lo largo de los últimos noventa.

    Durante el período que va de 1998 a comienzos del 2003, Baladre ha organizado a nivel autonómico un número considerable de encuentros y cursos para explicar o presentar los libros de la RB publicados por la misma coordinadora: País Valenciá (Valencia, Xátiva, Barrio de la Coma); Murcia; Andalucía (Málaga, Antequera, Sevilla, Morón, Pizarra, Cádiz, Huelva); Castilla-La Mancha (Cuenca, Albacete); Madrid; Castilla-León (Burgos, León, Valladolid); Galiza (Ourense, Lugo, Santiago, A Coruña, Vigo); Asturias (Oviedo, Xixón), Santander, Euskal Herría (Donosti, Barakaldo, Bilbo, Gasteiz, Irún); Navarra (Pamplona), La Rioja (Logroño); Aragón (Zaragoza, Huesca, Teruel); Catalunya (Barcelona, Lleida, Girona, Tarragona); País Balear (Mallorca); Canarias (La Laguna, Palma); Extremadura (Cáceres, Miajadas, Badajoz); para mencionar los lugares más conocidos. En el ámbito intenacional, por ahora miembros de Baladre han explicado la RB en Argentina (con el Movimiento de Desocupados y las Asambleas de Barriadas), Bolivia (Universidad Mayor de San Mateo – La Paz), Colombia (Encuentro de los Movimientos Sociales) y Nicaragua (Universidades Nacionales de León, Managua y Matagalpa).

    En el 2002, Baladre ha organizado en Málaga las Primeras Jornadas Internacionales sobre la Renta Básica.[65] La finalidad de este encuentro era que las organizaciones dedicadas a temas sociales (niños abandonados, presos, mujeres maltratadas, los problemas de los inmigrantes, la relación de los servicios sociales con los ciudadanos, parados, etc.) diesen a conocer sus respectivos trabajos y constatasen en que medida la RB podía ser un instrumento de ayuda para alcanzar sus respectivas metas. Un segundo propósito era reflexionar sobre la posibilidad de establecer una Coordinadora Internacional de movimientos sociales en torno a la RB. Asistieron cerca de cien personas, aunque bastantes menos de las que anunciaron su presencia. La celebración del encuentro de Florencia (Italia) por esas mismas fechas restó participación, especialmente por la parte internacional, porque dentro de aquel Foro estaban convocados los grupos afines a la RB a un encuentro monográfico sobre el tema. Baladre estuvo representado por Trini Busqueta y Josep Manel Busqueta. Uno de los principales acuerdos de esta reunión fue celebrar el II Encuentro Internacional sobre la RB en Barcelona en el 2004.

Comienzan a aparecer las primeras rentas básicas (RBs)

    Se va imponiendo la necesidad de hablar de la RB en plural. A partir de 1996, Gogoa de Bizkaia, Eraiki de Guipuzkoa y Elkartasuna de Laudio, tres plataformas contra la exclusión social, comienzan a reivindicar lo que se conocería como la  Carta de Derechos Sociales para la comunidad vasca. Entre sus objetivos, se explicita que lo fundamental es “garantizar a todos los ciudadanos y ciudadanas vascas el acceso al trabajo y a una renta básica a fin de que puedan disfrutar plenamente de todos los derechos de ciudadanía... Es decir, a todas aquellas personas que manifiesten trabajar, pero no encuentran empleo, tengan el derecho ciudadano a una renta básica, a unos ingresos económicos para llevar una vida digna, acceder a la cultura, a la vivienda, a los servicios, y a la plena integración social en igualdad de derechos con los demás”. Fruto de las movilizaciones sociales en torno a esta Iniciativa Legislativa Popular, el Parlamento vasco responderá con la aprobación de una Carta de Derechos Sociales, en la que se concede una mayor facilidad para acceder al subsidio de paro no contributivo y al que llamará renta básica para ponerse al día con el vocabulario popular: la Carta de los Derechos Sociales aprobada garantiza una renta básica mínima mensual del 75% del SMI; unos 371,70 euros o 61.845 pesetas a todas las personas mayores de 25 años a partir del 1 de enero del 2001; con un tope máximo de 661,11 euros o 110.000 pesetas mensuales para familias con más de tres miembros. Esta Carta fue valorada posteriormente por los propios movimientos sociales vascos como la concesión de una “auténtica limosna pública”.[66] Sucesivamente, en otras Comunidades Autónomas se van estableciendo también subsidios de esta índoles, a veces denominados RB y en ocasiones con otros nombres.

    Estamos en el 2003. Como resultado de toda esta labor, hay que constatar la llegada de nuevos protagonistas, o de los nacidos con el nuevo milenio. Se están incorporando al tema de la RB miembros de colectivos sociales y ONGs, académicos, políticos, sindicalistas, y doctorandos, unos con preocupación por entender y hasta defenderla, otros por puro oportunismo, que de todo hay en la viña del señor. Ahora bien, algo que comienza a consolidarse entre todos los que llegan es, por fin, el uso generalizado del vocablo renta básica y su acrónimo RB. En este sentido, hay que reseñar como el nacimiento de una tercera [67] asociación (2001), la Red Renta Básica (RRB), ha servido para que muchos autores que utilizaban vocablos diferentes fuesen incorporando en sus textos el nombre común y defendido de Renta Básica (RB). Esperamos también que se vaya cimentando, y no se siga confundiendo y mal utilizando, el nombre del vocablo con el contenido del significado. Aunque, a juzgar por las últimas propuestas, especialmente desde los partidos políticos, esto parece más duro de conseguir…

¡Música, manolo; digo, maestro...!

    Para acabar, un poco de música. Coincidiendo con la presentación del libro Ante la falta de derechos, ¡Renta Básica, YA!, y aprovechando el tirón entusiasta de las gentes de CORCO (Xavi, David, Leti, Marta,...), a Don Manoliño Sáez, alma mater de Baladre y de la RB, se le ocurre organizar el 21 de Octubre del 2000 en Xàtiva, un concierto monstruo de rock, en apoyo de la RB. Van participar en el mismo grupos tan destacados como los Reincidentes, Ixo Rai!, O Jarbanzo Negro, Banda Jachis, Skadaskuna, y el The Jadme.

    Visto el éxito de este concierto, se celebrarían otros: en Campillos (Málaga), el 20 de septiembre del 2001, con la participación de los Reincidentes, Dixebra, Ska-P, O Jarbanzo Negro, Tantatrampa Batucada, y DDT; el de Lladó, el 11 de mayo del 2001, lo organizarían conjuntamente Virus, Salvem les Valls, Baladre, El NAP, MRG y La Guixera, y participarían Los de Otilia, Barricada, La Polla (LPR) y Los Rancios.

    El 2003, ha comenzado con el 3er. Concierto Andalucía contra el paro en Pizarra-Málaga (8 de marzo). Además de participar el Rolabola con su espectáculo circense, actuaron los The endrogaos, Mcmismad8, Llama fuerte, Skupe rabia, Malakaña, Apalanke, RDA, Baratxa, Tantatrampa batucada, Molestando a los vecinos, Tratamiento psicológico; y por los grandes conjuntos Des+Karadas, Boicot, Reincidentes, La Polla (LPR), Kaótiko, e Insania.

    Y, conociendo a Manolo, seguro que vendrán unos cuantos más…

    Pro historia de la Renta Básica

    Durante un receso de las VI Jornadas de Economía Crítica celebradas en Málaga en 1998, Francisco José Martínez Martínez de la FIM, Pere Mora Ticó de Ecococern-Innovació Social, Manolo Sáez Bayona de Zambra y un servidor por libre, comentando la falta de sensibilidad que manifestaban los coordinadores de las Jornadas, congreso tras congreso, para no incluir en sus debates y preocupaciones el tema de la RB, nos preguntamos al unísono.

- ¿Y por qué no organizamos nosotros mismos nuestras propias Jornadas sobre la RB?

    Allí mismo decidimos sumar los recursos de las tres entidades (humanos, financieros, administrativos) y organizar aquel invierno las mencionadas I Jornadas sobre el Derecho Ciudadano a la Renta Básica de Barcelona; para nosotros fueron un éxito pues asistirían más de cien personas, representando a unos 25 colectivos de todo el territorio español. Aquí comienza realmente la puntual historia de la RB en España. Así que no quería finalizar esta presentación sin dejar testimonio y agradecer de una manera destacada la desinteresada labor de estas tres personas, actualmente convertidas en tres de mis queridos amigos.

Lista de precursores por orden cronológico

Libros y epístolas   Génesis (Isaías, San Pablo)

---oOo---

427-347  a.C.. Platón (Anaximandro, Protágoras)
63 a.C.-14 d.C.  Octavio Augusto

---oOo---

1515. Thomas Moro
1525. Juan Luis Vives
1698. John Locke
1796
. Thomas Paine
1817. Robert Owen
1836
. François Marie Charles Fourier
1840. Etienne Cabet
1843. Flora Tristan
1860
. Concepción Arenal
1879
. Henry George
1883. Paul Lafargue
1892. Peter Kropotkin (Mijail Bakunin)
1895. Emile Durkheim
1905
. Juan Babot y Arboix
1917. Bertrand Russell
1919. Nicolai Ivanovich Bukharin y Evgenii Preobrazhensky (Karl Marx, August Bebel y Mao Tse-Tung)
1928. Bernard Shaw
1928. John Maynard Keynes
1932. Jacques Duboin
1936. Oskar Lange
1941. Simone Weil
1943
. Juliet Rhys-Williams
1948
. James E. Meade
1955. Erich Fromm 

---oOo--- 

1971. John Rawls
1974. Robert Nozick
1985
. Robert Van der Veen y Philippe Van Parijs 
 

    Queremos finalizar esta presentación recordando a los lectores que los fragmentos de los textos originales donde se mencionan los términos sobre la RB, allá donde nos ha sido posible, los hemos incluido en los respectivos idiomas de cada autor. Buscamos que los lectores que están familiarizados con estas lenguas puedan interpretar directamente el concepto en su contexto, así como buscar la traducción que consideren más apropiada (véase el Anexo).


[1] Blaise Pascal. The Pensées. The Penguin Classics. Versículo 264-265, p.100. Middlesex, England 1961.

[2] Blaise Pascal. Trabajo citado. Versículos 134, 255 y 257, p.70. Middlesex, England 1961.

[3] “Libro de Isaías”.  Versículo 11, p.806. Sagrada Biblia. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid 1957.

[4] Ralf Dahrendorf. “On the origin of inequality among men”. En Social inequality. Penguin Books. Middlesex, England 1969.

[5] Ralf Dahrendorf. Trabajo citado. p. 17.

[6] Para conocer nuestra interpretación, véase José Iglesias Fernández y Josep Manel Busqueta. Todo sobre la Renta Básica. Virus editorial. Barcelona 2001. Y José Iglesias Fernández. Las Rentas Básicas: el modelo fuerte de impantación territorial. El Viejo Topo. Barcelona 2003.

[7] Giorgio de Santillana. The origins of scientific thought. p. 7. A Mentor Book. New York 1961.

[8] Partimos de que el lector está familiarizado con los principios, conceptos, teorías y argumentos de la RB. Si no fuera así, consúltese previamente alguna de las referencias de la Bibliografía.

[9] En Bolivia, con motivo de la privatización (capitalización) del sistema público de pensiones, el Gobierno ha concedido a todos los trabajadores del país que en la fecha de la privatización cumplían 21 años, una pensión de jubilación a la que aplica un nuevo adjetivo: bonosol o bono de asistencia social. Osvaldo Coggiola. Bolivia: marchas y contramarchas de la Revolución. Ediciones Trinchera. La Paz-Bolivia, septiembre del 2003.

[10] Virus editorial. Barcelona, septiembre del 2000.

[11] Véase también más abajo la interpretación de S. Weil sobre este término en la lectura que hace del Padre Nuestro.

[12] En nuestro modelo fuerte de RB, estas son las estructurales y las de opción política.

[13] Claude Lévi-Strauss. “La familia”. En Polémica sobre el origen y la universalidad de la familia. Cuadernos Anagrama Núm. 68. Barcelona 1974.

[14] Sagrada Biblia. Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid 1957.

[15] Porque entonces, “el león como el buey, comerá paja”. En el “Libro de Isaías”.  Versículo 65, p.844. Trabajo citado.

[16] Los cuatro elementos naturales son el fuego, el aire, el agua y la tierra.

[17] Michael B. Foster. “Plato to Machiavelli”. Masters of Political Thought. Vol. I, Harrap & Co. Ltd. London, 1963.

[18] Distribuciones extraordinarias en dinero o en géneros. En Cayo Suetonio. Los doce césares. Sarpe. Madrid 1985.

[19] Frederick Copleston. “De Ockam a Suárez”. Historia de la Filosofía, nº 3. Ariel Filosofía. Barcelona 1994.

[20] Tomas Moro. Utopía. Editorial Tecnos. Madrid 1987.

[21] Antonio Poch. “Estudio preliminar”. p. LXVI. Utopía. Tecnos. Madrid 1987.

[22] Antonio Lange. Luis Vives. P. 52. La España Moderna. Madrid. Reproducción de Librerías Paris-Valencia. Valencia 1993.

[23] Juan Luis Vives. La verdadera sabiduría. La España Editorial. Madrid 1889. Reproducción de Librerías Paris-Valencia. Valencia 1992.

[24] GDH Cole. “Introductión”. En A New View of Society and other Writings. Dent & Sons Ltd. London 1927.

[25] E. Cabet. Viaje por Icaria. p. 71. Ediciones Folio. Barcelona 1999.

[26] Karl Marx. La lucha de clases en Francia. Aguilera. Madrid 1968.

[27] Jean Baelen. Flora Tristan: Feminismo y Socialismo en el siglo XIX.  p. 118.  Taurus. Madrid 1973.

[28] Carmen Díaz Castañón. “Estudio Preliminar”. Concepción Arenal. Obras Completas, Tomo I. Atlas Ediciones. Madrid 1993. 

[29] Por la influencia histórica que tiene en la filosofía redistributiva de la renta en nuestro país, especialmente en lo relativo a términos tan significativos como los de beneficencia y caridad cristiana, dedicaremos una mayor extensión a la reflexión de esta autora.

[30] Desde 1880, “como colaborador y miembro del consejo de redacción de L’Egalite, entabla contacto con los núcleos marxistas, anarquistas y  reformistas agrupados en torno a esta publicación”. Manuel Pérez Ledesma. “Introducción al derecho a la pereza”. p. 31. Editorial Fundamentos. Obra citada.

[31] Emil Durkheim. Socialism. Collier Books. New York 1962.

[32] B. Russell; 1963, 28.

[33] En nuestro país, la declaración equivalente al deseo de trabajar que señala B. Russell se manifiesta mediante el correspondiente registro en las oficinas del INEM.

[34] B. Russell; 1966, 73

[35] N. Bukharin y E. Preobrazhensky. The ABC of Communism. Penguin Books. Great Britain 1969.

[36] A. Bebel. La sociedad futura. Editorial Progreso. Moscú.

[37] Mao Tse-Tung. “Notas de lectura sobre problemas económicos del socialismo en la URRS. p. 45. Véase Bibliografía.

[38] Otros autores, como André Gorz y Guy Aznar, vendrán a elaborar más detalladamente propuestas como esta. Véase respectivamente Los caminos del paraíso. Laia. Barcelona 1986 y Trabajar menos para trabajar todos. Ediciones HOAC. Madrid 1994.

[39] Para J. Duboin, “el derecho al trabajo es la contrapartida equitativa del derecho de propiedad” (1935, 49). Desde una lectura crítica de la RB, nos resulta chocante la justificación de esta doble pérdida que sufre el ciudadano; en el capitalismo, la pérdida de los derechos de propiedad supone la pérdida de la posibilidad de producir de forma autónoma para cubrir las necesidades propias y, por tanto, la persona queda sometida delante del empresario que es quién decide si compra o no el único recurso disponible que le queda: la venta de la fuerza de trabajo.

[40] Inspirado por la propuesta de B. Russell, O. Lange cambiará el término por el de free sharing (abastecimiento gratuito)

[41] Patrick Dieuaide y Carlo Vercellone. “Reddito mínimo e reddito garantito: morte e resurrezione di un dibattito”. En A. Fumagalli y M. Lazzarato. Disoccupazione di massa e reddito di cittadinanza. Derive Approdi. Roma 1999.

[42] Fernando Vallespin. “Una aventura silenciosa”. El País; 27 de noviembre del 2002.

[43] Allen E. Buchanan. Marx and Justice: The Radical Critique of Liberalism. p. 104. Rowman and Littlefield. New Jersey 1982. 1986, 104).

[44] Philippe Van Parijs. ¿Qué es una sociedad justa? p. 23. Ariel Ciencia Política. Barcelona 1993.

[45] Giovanni Arrighi. El largo siglo XX. p. 8. Ediciones Akal. Madrid 1999.

[46] Means test: concesión sujeta a cumplir un sin fin de  requerimientos: edad, nacionalidad, ingresos, residencia, contraprestación laboral, empleo, género, etc.

[47] Dicen que Yaveh Dios conminó a Adán diciéndole: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra...”. Pero esta condena no hay que interpretarla como que, en el modo de producción esclavista las personas tengan que aceptar ser y trabajar como esclavos para el amo; en el feudal ser y trabajar de siervos para el señor; y en el capitalista ser y trabajar de asalariados para el empresario. Para que la persona sea libre tiene que poder sudar para ella misma (autonomía), o para quienes ella decida sudar (voluntariado o colectivismo), etc. Sin el sometimiento a estructuras de poder explotador y alienante.

[48] O el de l'allocation universelle cuando escriben en francés. Véase también La liberté reelle pour tou(te)s. Manuscrito distribuido con motivo del 9º Congreso Internacional, celebrado en Ginebra del 12 al 14 de septiembre del 2002.

[49] Las otras dos más graves son la explotación y la alienación de los seres humanos, causas esenciales de todas las desigualdades sociales, incluyendo la pobreza.

[50] Citado por Gunnar Lindstedt en Un salario social mínimo (garantizado) para todos. p. 2, Zona Abierta, 46/47, enero-junio de 1988.

[51] El subrayado es nuestro.

[52] R. Aya y B. Tromp. Tomar la vía capitalista: una propuesta indecorosa. p. 15, Zona Abierta, 46/47, enero-junio de 1988.

[53] Para una lectura sobre el inicio de esta tarea, véase José Iglesias Fernández, La Renta básica contra la Renta Básica, Laberinto nº 8, 2002, Todo sobre la Renta Básica. Virus editorial 2002. La Renda Bàsica a Catalunya. Fundació Jaume Bofill/Mediterrània, Barcelona 2002. O la versión en castellano: Las Rentas Básicas: el modelo fuerte de implantación territorial. El Viejo Topo. Barcelona, julio del 2003.

[54]  El número de pobres en la UE había pasado de 38 millones en 1970 a 44 millones en 1985, un 14% de la población total. El número de parados en España había aumentado de 336.000 en 1973 a 2.971.000 en 1985, un 21,8% de la población activa.

[55] “Contó con la participación de unos 70 investigadores, funcionarios sindicales y hombres políticos, en representación de 14 países europeos”. G. Lindstedt. Trabajo citado.

[56] En el Número 51/52 de 1989, Zona Abierta dedicará este volumen a “la posición del marxismo analítico con respecto a la justicia y la libertad”. Entre los participantes, encontramos una contribución de P. Van Parijs: Explotación y el desafío libertario; y otra de R. Van der Veen: ¿Puede el socialismo no ser explotador?  Pero, ninguna de ellas está relacionada de forma directa o expresa con la RB.

[57] En Hika, nº 88, Crisanto Santa Marina, con "Vida y trabajo", y más directamente Ángel Abalde Calparsoro, con "Ingreso universal ¿Incondicional?", responden puntualmente a las objeciones a la RB manifestadas por Zurimendi y Perales.

[58] Es curioso constatar que casi toda la oposición al tema de la RB se ha concentrado en mientras tanto, supongo porque el rechazo viene auspiciado por la propia redacción de la revista.

[59] Aún siendo este trabajo una respuesta a los argumentos de J. Riechmann, el consejo de redacción de mientras tanto no consideró oportuno publicar este artículo. Sin embargo, poco después daría cabida al texto de A. Antón en el número 72 en el que introducía una serie de puntualizaciones al trabajo de J. Riechmann y al primero mío Desde el reparto del trabajo al reparto de la renta.

[60] La mayoría de estos trabajos pueden ser consultados en: www.rentabasica.net  www.rentabasica.es  www.sindominio.net/renta-basica

[61] Este estudio, Del Plan de Empleo Rural (PER), a una renta sin ‘peonadas’: la Renta Básica en Andalucía y Extremadura, estará acabado seguramente a primeros de enero del 2004.

[62] Fundada en 1996, la Asociación Renta Básica (AREBA) es la primera organización nacida exclusivamente con la finalidad de defender y divulgar la RB por todo el territorio español.

[63] En Terrassa (1999), sobre conceptos y teorías; en Cuenca (2000), sobre juventud; en Granada (2001), sobre inmigración; y en Valencia (2002) sobre género.

[64] Desde su acuñamiento (junio de 1984), algunos autores y entidades van añadiéndole algún que otro adjetivo: renta básica de subsistencia (1999), renta básica universal (2000), renta básica de ciudadanía (2001), renta mínima (2001), renda bàsica garantida (2003), renta activa de inserción (2003),

[65] Realmente, la naturaleza de estas jornadas fue más bien la de un encuentro de luchas, en el sentido de llamar a los colectivos a dar a conocer sus actividades y conocer las que llevan otros. Para Barcelona, habrá que pensar en cambiarle el nombre.

[66] Para el contenido de la Carta de Derechos Sociales o la polémica surgida, Hika, números 85, 87, 109, 113 facilita interesantes artículos. Véase también el "Resumen y valoración del proyecto de ley contra la exclusión social". Langile, esk-cuis, Azaroa, 1997.

[67] La primera fue la  Asociación Renta Básica (AREBA) en 1996, de ámbito nacional y con sede en Barcelona; la segunda fue la Asociación Renta de Ciudadanía (ARENCI) en 1999, de ámbito nacional y con sede en León; y la tercera es la mencionada Asociación Red Renta Básica (RRB) en el 2001, de ámbito nacional y con sede en Barcelona. Baladre (1998), la primera coordinadora de los movimientos sociales en el país, no es una asociación, sino un lugar de encuentro periódico de más de 50 colectivos de todo el Estado español, los cuales han incorporado en sus agendas la difusión y la movilización por la RB.


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